El viaje de Don Severino Huerta es nuestra mirada a la ciudad de Santiago. Ciudad que queremos, que odiamos, que nos traga, digiere y escupe día a día. No es casualidad que el personaje que encarna nuestra alma citadina se llame “Santiago”, esa alma en pena es el mendigo que siempre está, en cada lugar por el que pasamos a diario, un poeta que absorbe toda la borra de pensamientos que nacen y mueren en nuestras esquinas. Al final, poesía más o menos, todo el divagar está en nosotros y nosotros somos la piel en la ciudad.

Cada día que decidimos levantarnos, salir de la cama y cruzar nuestra puerta de calle, nos metemos en un viaje. Todo ocurre, aunque parezca una rutina, en desplazamiento. Por eso todo día es un viaje. No hay una historia que deje todo atado, nuestros recuerdos de peleas siempre son en retazos y nunca hay una sola versión de los acontecimientos. Eso queríamos plasmar al contar la historia de nuestro viejo norteño. Los pedazos de su vida, vida inconclusa que trata de armar en este momento de su vida, sin brújula que lo guíe por nuestra capital. Este es su viaje, siéntanse cómodos de disfrutarlo.